Las malas prácticas bancarias son el conjunto de acciones que llevan a cabo las entidades financieras en la relación con sus clientes que no están dentro de los estándares de transparencia, debida diligencia y correcto suministro de la información. Estas llevan consigo un incumplimiento de la regulación y pueden y deben ser denunciadas. Existen derechos y tenemos que ser capaces de ejercerlos.

No es una novedad que la banca sea uno de los sectores que más denuncias recibe por su mala praxis. Productos que no se entienden o no se explican bien las condiciones, comisiones abusivas, servicios de contratación obligatoria cuando deberían ser voluntarios u obligatoriedad a contratar productos con la entidad cuando tenemos libertad para elegir en el mercado… los problemas con las entidades financieras son el día a día de los usuarios.

La confianza y la transparencia en la información son pilares fundamentales para el correcto funcionamiento del sistema financiero en el que se mueve también el sector asegurador. Sin esta confianza ni transparencia se producen desequilibrios, es responsabilidad, por tanto, de los profesionales mantener estos pilares básicos fuertes y activos y es responsabilidad de todos hacer que se cumplan. 

La mala praxis se está convirtiendo en una lacra que afecta cada vez a más personas sin que ellas mismas sepan que están siendo víctimas de esta mala praxis. Esta mala praxis no ha cesado ni en plena pandemia; justo cuando todos deberíamos ayudar a salir de esta crisis, los bancos han conseguido sacar partido.